Comentario Biblico de Juan Calvino
Salmo 54:2
2. ¡Escucha mi oración, oh Dios! El lenguaje es expresivo de su seriedad. Fue llevado a este fervor de súplica por el extremo de sus circunstancias actuales, al que se alude en el siguiente verso, donde se queja de estar rodeado de hombres feroces, bárbaros y sin restricciones por un sentido de religión. No era necesario que informara a Dios de un hecho que ya conocía; pero él descarga su propio corazón al desahogar la causa de su miedo e inquietud. Al llamar extraños a sus enemigos, (288) parece referirse a su barbaridad, ya sea que aplicó el nombre solo a los ziphitas o, en general, a los Todo el ejército de Saúl. Otros lo consideran, en este término, anunciar su degeneración como hijos de Abraham; y es cierto que los judíos son estigmatizados repetidamente por los profetas bajo esta forma de expresión, cuando se han expulsado de la Iglesia de Dios por su despilfarro o impiedad. Pero en este pasaje parece ser usado en un sentido diferente. Como incluso los enemigos están acostumbrados, en cierta medida, a respetar los lazos de parentesco y relación, David nos señalaría la monstruosa inhumanidad de los hombres que ahora lo rodeaban, por el hecho de que lo asaltaron como extraños, como personas que tenían nunca lo conocí, o como si hubiera nacido en alguna parte distante del mundo. Los llama, también, terribles, (289) no poderosos ni poderosos, como algunos han pronunciado la palabra; porque eso no alcanza el significado que pretendía David, que era que fueron despojados de toda la humanidad y listos para precipitarse sobre él como bestias salvajes. De ahí el temor con el que recurrió a la protección de Dios. Agrega, que buscaron su alma, para denotar que nada contentaría su crueldad insaciable, excepto su vida. Y para expresar mejor la naturaleza desenfrenada de su furia, nos dice que no respetaban a Dios. Lo único que se podía suponer, en estas circunstancias, que actuaba como una restricción sobre sus mentes, era la consideración de que hubiera un juez en el cielo a quien fueran responsables de su conducta; y siendo insensible a esto, ¿qué moderación se podría esperar de ellos?