20 ¡Bendito sea Dios! quien no ha rechazado mi oración. Concluye el salmo, tal como lo comenzó, con acción de gracias, y da la razón de que no se haya encontrado con un rechazo; o, para tomar la expresión figurativa que emplea, de que Dios no rechazó su oración. Esto era, que no había retirado su misericordia. Porque es completamente de su gracia libre que él es propicio, y que nuestras oraciones no son totalmente ineficaces.

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