Éxodo 18:2-5
2 Y Jetro, suegro de Moisés, tomó a Séfora, la mujer de Moisés, a quien este había enviado;
3 también tomó a sus dos hijos. (El uno se llamaba Gersón, porque Moisés había dicho: “Fui forastero en tierra extranjera”.
4 El otro se llamaba Eliezer, porque había dicho: “El Dios de mi padre me ayudó y me libró de la espada del faraón”).
5 Jetro, suegro de Moisés, y la mujer de este y sus hijos fueron a ver a Moisés en el desierto donde estaba el campamento, junto al monte de Dios.
Exo. 18:2-5. Lo que se relata aquí, si no se hubiera insertado esa cláusula en el versículo 2, "después que él la hubo devuelto", habría sido una dificultad mucho mayor que la que hay en algunas otras partes de la historia de las Escrituras debido a la brevedad de la relación . Tenemos un relato de que Moisés, cuando pasó de Jetro a Egipto, llevó consigo a su mujer ya sus hijos; y, sin embargo, aquí tenemos un relato de cuando Jetro se los trajo en el desierto desde su propia casa, como si Moisés no los hubiera llevado con él cuando se fue.
Deberíamos haber estado listos para sospechar que esto fue un error del Historiador, si no se hubiera insinuado aquí que Moisés la había enviado de regreso en algún momento, porque no tenemos constancia de que haya sido enviada de regreso a ningún otro lugar. Podemos observar aquí la notable abnegación a la que se sometió Moisés, por lo que fue apto para los privilegios que luego recibió de Dios, y que fue recompensado por estos privilegios.
Primero, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón; renunció a las riquezas ya la gloria ya los placeres del reino de Egipto, para poder tener como heredero la corona de Faraón, prefiriendo sufrir aflicción con el pueblo de Dios. Todo esto lo abandonó para compartirlo con el pueblo de Dios. Y luego se encontró con otra gran prueba; fue desterrado de aquellos cuya compañía prefería a toda la gloria de Egipto; sin embargo, es posible que no disfrute de eso, sino que fue expulsado solo al desierto, vagando en una condición pobre, desconsolada, desolada, no sabía adónde; y ahora, después de haber habitado cuarenta años en la tierra de Madián, en la familia de Jetro, con la cual se había casado, y tenía allí una familia y un lugar de descanso, fue llamado a Dios.
Corol. De ahí que podamos aprender que los ministros, a fin de prepararlos para el servicio de Cristo, deben estar dispuestos a ser desechados incluso por su propio pueblo, por los santos, por aquellos para cuyo bien especialmente son ministros. Moisés fue desechado por sus hermanos los madianitas.