La incapacidad judía para creer surgió de su ambición terrenal: πῶς δύνασθε… οὐ ζητεῖτε. La raíz de su incredulidad era su idea terrenal de la gloria, lo que podían ganar u otorgar. Esto los incapacitó de ver la gloria de Cristo, que era divina y celestial, la cual los hombres no podían dar ni quitar. La gloria παρὰ ἀλλήλων se contrasta con esa παρὰ τοῦ μόνου Θεοῦ del único Dios, la única fuente, árbitro y dispensador de alabanza. Buscando crédito como hombres religiosos unos de otros, necesariamente se habituaron a las ideas corrientes, y borraron la gloria Divina de su mente.

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Antiguo Testamento