“¿Qué quieres? ¿Que vengo a vosotros con vara, o con amor, y con espíritu de mansedumbre?”

Es como si Pablo les dijera: “Paz o guerra: ¡escojan!” La emoción provocada por este desafío, tan audazmente lanzado, explica el asíndeton. La preposición ἐν, en , se aplica en griego clásico, como aquí, para denotar el uso de un arma.

La figura ῥάβδος, vara , está conectada con la de padre, usada arriba. Es el emblema del poder disciplinario con el que el apóstol se siente armado.

Hay algo sorprendente en la antítesis: o con amor. Suponiendo que necesitara usar la vara, ¿no lo haría en amor? Seguramente; pero si hay amor en el acto de golpear, también hay algo más: odio al mal. Y esto no tendrá ocasión de manifestarse, excepto en la medida en que haya algo que corregir. Añadamos que el término griego ἀγάπη denota el amor de complacencia que se expresa mediante manifestaciones aprobatorias.

Algunos han entendido la frase, espíritu de mansedumbre , como si fuera, con disposición de mansedumbre. Pero es totalmente imposible hacer una abstracción total del aliento Divino en el uso de la palabra πνεῦμα, espíritu. Pablo sabe bien que la mansedumbre que usará, si está en su poder, no será la bondad natural, sino el fruto del Espíritu, del que él mismo habla Gálatas 5:23 .

Ya en estos últimos versículos podemos discernir la idea de la disciplina naciente, que será el tema del capítulo siguiente. Llama la atención también el grado de audaz hostilidad a que habían llegado sus adversarios en la Iglesia, al atreverse a expresarse acerca de él como lo hacían ( 1 Corintios 4:18 ), y al dar ocasión al uso de tan un tono amenazador. Pero, como bien ha observado Weizsäcker, Paul no desea que el presente abra hostilidades. Lanza una palabra al pasar, luego retoma el curso de su carta.

La primera parte de la Epístola está cerrada. Las divisiones que habían surgido revelaron a Pablo la profunda corrupción que había sufrido el evangelio en esta Iglesia. Él lo entendió: los maestros no se convierten en directores de escuela, excepto porque el evangelio se ha convertido en un sistema. Ascender, pues, a la verdadera noción del cristianismo, para deducir de ella la del ministerio cristiano, y restablecer la relación normal entre este oficio y toda la Iglesia, tal fue su primera tarea.

El rebaño, una vez reunido bajo el cayado del pastor, puede, con la esperanza de éxito, atacar los vicios particulares que se habían infiltrado en él. Estos primeros cuatro Capítulos son, pues, el fundamento de toda la Epístola.

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