Génesis 42:1-24
1 Viendo Jacob que había provisiones en Egipto, dijo a sus hijos: — ¿Por qué se están mirando unos a otros?
2 — Y añadió — : He aquí, he oído que en Egipto hay provisiones. Desciendan allá y compren para nosotros de allí, para que vivamos y no muramos.
3 Diez de los hermanos de José descendieron a comprar trigo en Egipto.
4 Pero Jacob no envió con sus hermanos a Benjamín, hermano de José, porque dijo: — No suceda que le acontezca alguna desgracia.
5 Fueron, pues, los hijos de Israel entre los que iban a comprar provisiones, porque había hambre en la tierra de Canaán.
6 Y José era el gobernador de la tierra, el que vendía provisiones a todos los pueblos de la tierra. Entonces llegaron los hermanos de José y se postraron ante él con el rostro a tierra.
7 Y al ver José a sus hermanos los reconoció, pero simuló serles extraño y les habló con dureza. Luego les preguntó: — ¿De dónde han venido? Ellos le respondieron: — De la tierra de Canaán, para comprar alimentos.
8 José reconoció a sus hermanos, pero ellos no lo reconocieron a él.
9 Entonces José se acordó de los sueños que había tenido acerca de ellos y les dijo: — ¡Son espías! Para ver los lugares desprotegidos del país han venido.
10 Ellos le respondieron: — No, señor nuestro. Tus siervos hemos venido para comprar alimentos.
11 Todos nosotros somos hijos de un mismo hombre. Somos hombres honestos; tus siervos no somos espías.
12 Él les dijo: — No, sino que para ver los lugares desprotegidos del país han venido.
13 Ellos respondieron: — Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo hombre de la tierra de Canaán; pero el menor se ha quedado ahora con nuestro padre, y el otro ya no está con nosotros.
14 José les dijo: — Eso es lo que he dicho al afirmar que son espías.
15 En esto serán probados: ¡Vive el faraón que no saldrán de aquí, sino cuando venga aquí su hermano menor!
16 Envíen a uno de ustedes y que traiga a su hermano, y ustedes se quedan presos. Así se comprobarán sus palabras, si la verdad está en ustedes. Y si no, ¡vive el faraón, que son espías!
17 Los puso en la cárcel por tres días,
18 y al tercer día José les dijo: — Hagan esto y vivirán. Yo temo a Dios.
19 Si son hombres honestos, quede preso en su celda uno de sus hermanos. El resto vayan, lleven las provisiones para saciar el hambre de sus casas.
20 Pero han de traerme a su hermano menor. Así serán verificadas sus palabras, y no morirán. Ellos lo hicieron así.
21 Y se decían el uno al otro: — Verdaderamente somos culpables con respecto a nuestro hermano, pues a pesar de ver la angustia de su alma cuando nos pedía compasión, no lo escuchamos. Por eso ha venido sobre nosotros esta desgracia.
22 Entonces Rubén les respondió diciendo: — ¿No os hablé yo, diciendo: “No pequen contra el muchacho”, y no me escucharon? He aquí, también su sangre nos es demandada.
23 Ellos no sabían que José les entendía, porque él hablaba con ellos por medio de un intérprete.
24 Y apartándose de ellos, lloró. Después volvió a ellos y les habló; y tomando de entre ellos a Simeón, lo tomó preso a la vista de ellos.
Los hermanos de José se inclinan ante él
Jacob se enteró de la gran provisión de grano en Egipto. Envió a los diez hermanos mayores a comprar grano para sustentarlos. Como gran visir, Joseph tenía control total sobre la distribución de alimentos. Sus hermanos se presentaron ante él y se inclinaron, lo cual fue un cumplimiento exacto de su sueño anterior ( Génesis 42:1-6 ; Génesis 37:5-8 ). Se recordará que lo odiaron por el sueño, pero se cumplió.
José reconoció a sus hermanos pero ellos no lo reconocieron. Les habló con rudeza y los acusó de ser espías. Explicaron que eran diez de doce hermanos nacidos de un hombre. Dijeron que uno estaba en casa con su padre y el otro ya no estaba. José dijo que la única manera de probar que no eran espías era si uno de ellos regresaba a casa y le traía a su hermano menor.
Después de tenerlos en prisión por tres días, José dijo que solo uno de ellos se quedaría en Egipto mientras los demás regresaban a buscar a su hermano. Los hermanos sintieron que les venían problemas por maltratar a José. Joseph se dio la vuelta para que no pudieran ver las lágrimas que acudían a sus ojos al recordar el doloroso pasado. Simeón fue tomado y atado mientras los hermanos observaban ( Génesis 42:7-24 ).