31 La traducción habitual, "Si doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero", ¡ no es verdadero ! El Señor mismo insistió, en otra ocasión, que Su testimonio acerca de Sí mismo era verdadero. "Y si de mí mismo doy testimonio, verdadero es mi testimonio..." (Juan_8:14). No era como otros hombres que necesitan referencias de otros para establecer la verdad de su propio relato de sí mismos.

Aunque Juan el bautista había venido con el propósito de dar testimonio de Aquel que venía, Él no depende de ningún testimonio humano. La credibilidad del relato de Cristo acerca de sí mismo puede probarse de dos maneras, por sus actos y por su cumplimiento de las Escrituras. Juan el Bautista no hizo señales ni milagros, pero hizo muchos, cada uno de los cuales fue un testimonio de sus afirmaciones mesiánicas.

El signo en discusión es un ejemplo de esto. La correspondencia entre los treinta y ocho años del peregrinaje de Israel después del espionaje de la tierra y el tiempo que el hombre enfermo había sufrido implica que Aquel que puede traer a Israel al reino está presente. El mismo punto al que se opusieron, la curación en el día de reposo, debería haber hablado a su favor, porque cuando Israel sea sanado, será el gran sabatismo milenario para ellos.

39 Los judíos se enorgullecían mucho de ser depositarios de los oráculos de Dios y de conocer su voluntad. Santos, ¿podrían dejar de ver en Él al Mesías prometido por mucho tiempo? ¿No parece extraño que les pida que escudriñen las Escrituras? Los registraron para refutar Sus afirmaciones (Juan_7:52), pero su búsqueda no fue precisa ni honesta. En lugar de encontrar que Isaías (Juan_9:1-2) predijo Su ministerio en Galilea, se ofendieron y lo usaron en su contra.

Buscaron y encontraron que Cristo debía nacer en Belén, e infirieron sin razón que ese también debía ser Su hogar. Nosotros, al igual que ellos, necesitamos escudriñar y creer con precisión, honestidad y de todo corazón, si queremos disfrutar de la plenitud que hay en las Escrituras.

41 ¿Quién más podría decir esto? El verdadero siervo de Dios puede ser conocido por esta marca. ¿Está buscando agradar a los hombres oa Dios? La popularidad es a menudo una señal de apostasía.

1-13 Compare Mat_14:13-21; Mar_6:31:44; Lucas_9:10-17.

1 Este es el cuarto signo en esta cuenta. El primero representaba el gozo de Israel por el reino venidero (Juan 2:1), el segundo la sanidad de las naciones (Juan 4:46). El tercero mostró la fuente de su poder (Juan_5:2). El cuarto trata de su sustento. Cristo es la Vida del mundo. Él es el verdadero Pan. La humanidad se calcula por los cinco mil, hambrientos y lejos de la comida. El hambre espiritual se volverá tan aguda que lo que podría ser suficiente para cinco es todo lo que hay para cinco mil.

Incluso la gran hambruna literal del tiempo del fin no se acerca a esto (Ap_6:6). Entonces la comida será ocho veces su precio normal. Aquí la falta, es mil veces. ¿Qué significa esto? Sabemos que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda declaración que sale de la boca de Dios (Mat_4:4). El eón venidero será un tiempo de abundancia (Amo_9:13), pero la vida del mundo no se sustenta en el estómago, sino en la cabeza y el corazón.

Viene del conocimiento de Dios. En el día en que Jehová adquiera el remanente de Su pueblo, la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar (Isa_11:9-11). Tal era la escasez espiritual en la nación cuando nuestro Señor vino por primera vez que su sustento espiritual era solo una milésima parte de lo que debería ser y lo que será cuando venga el Mesías. La alimentación de la multitud es una señal de Su presencia.

Una comparación de esta señal con la alimentación de los cuatro mil es sorprendente e instructiva (Mat_15:32-38; Mar_8:1-9). La provisión de Dios viene en proporción inversa a la ayuda humana. Cuando se usaron siete panes y algunos peces para alimentar a cuatro mil, juntaron siete canastas llenas de fragmentos. ¡Seguramente cuando solo se repartan cinco panes y dos peces entre cinco mil, los remanentes serán escasos! ¡No tan! Porque, después de alimentar al mayor número con la provisión más pequeña, queda un excedente mayor.

Siete panes entre cuatro mil quedaron siete cestas. Quedaron doce alforjas grandes después de que los cinco mil fueran alimentados con solo cinco panes. Y, mientras los cestos estaban llenos, las alforjas estaban llenas, abarrotadas al máximo. Es evidente que, cuanto menor es la ayuda humana, mayor es su gracia. Este principio se aplica a Sus tratos con Israel y el mundo a la venida de Cristo. La plenitud espiritual de ese día no será alcanzada gradualmente por el desarrollo natural, por la formación y educación del carácter, sino por una difusión y multiplicación milagrosa del conocimiento de Dios.

En su aplicación personal, podemos deducir que la posesión de talentos naturales no es esencial para las operaciones de Dios. Prefiere una hambruna, donde Él puede proporcionar alimento, a una fiesta donde Su mano no es necesaria y Su corazón es desatendido. Él puede usar los medios y medios más humildes para realizar Sus milagros.

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