Por tanto, sea yo o sean ellos, así predicamos, y así creísteis. Así que no sólo yo, sino todos los Apóstoles, como se dijo en el ver. 3, predicar y afirmar como testigos presenciales, a saber, que Cristo murió, resucitó de entre los muertos y se nos apareció. El Apóstol vuelve aquí, como después de una larga digresión, al punto de todo el capítulo, que es probar, por el testimonio unánime de los Apóstoles, la resurrección de Cristo, y de los demás que han muerto.

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Antiguo Testamento