Porque no nos estiramos más allá de nuestra medida. Esta es su tercera acusación desdeñosa contra los falsos apóstoles. Se estiran y más que eso con sus palabras jactanciosas, pero veamos qué bien hacen de hecho. ¿A quién han convertido? ¿Qué ciudades o países han visitado? Nunca han salido de su propia casa. ¿Te trajeron a la Iglesia? Vosotros no sois obra de ellos, sino mía en el Señor.

Yo os he tomado y os he sometido: vosotros sois mi suerte, la posesión que me ha sido asignada por el Señor. Puedo triunfar sobre ti y otras provincias llegando a Judea que he sometido. Y así como P. Scipio se llamaba Africanus, y L. Scipio, Asiaticus, de las provincias que conquistaron, así S. Paul podría tener el agnomen de Corinthiacus, Achaicus, Macedonicus, Thracicus, Asiaticus, etc.

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