Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto. Se mostró profeta, sí, Hijo de Dios, en cuanto revela cosas secretas y lejanas: porque tal fue esta muerte de Lázaro, que aquí declara claramente, para quitar el error de los discípulos en cuanto a su sueño. Porque el mensajero le había anunciado a Cristo sólo su enfermedad, no su muerte.

versión 15. Y me alegro por vosotros de no haber estado allí. Cristo, por tanto, al declarar su muerte, mostró que Él no la conocía de una manera humana, sino de una manera Divina. Porque ¿cómo, dice Agustín, se le debe ocultar la cosa a Aquel que había creado al hombre que se estaba muriendo? ¿ Y en manos de quién había ido su alma ? Sin embargo, vayamos a él. Cristo habla de los muertos como si estuvieran vivos, porque estaba a punto de hacerlos así resucitándolos de entre los muertos.

Entonces Cirilo. versión 16. Entonces dijo Tomás , etc. Tomás no fue doblemente nombrado, como si su primer nombre hubiera sido Tomás, su segundo Dídimo; pero eran uno y el mismo: porque la palabra hebrea Tomás es la misma que la griega Dídimo, es decir, un gemelo.

Vayamos también nosotros, para que muramos con Él. No con Lázaro, como pretenden algunos, porque esto parece una tontería; sino con Cristo, que poco antes había dicho: Vayamos a él. Tomás, dice Beda, exhorta a sus compañeros sobre todo, a que vayan y mueran con Cristo, en lo que se manifiesta su gran constancia. (Y el Interlin.) He aquí la verdadera disposición de las almas amantes, ya sea para vivir con Él o para morir con Él; tales como los soldurii entre los galos, cuya ley y pacto en la guerra era, o conquistar juntos o morir juntos, como atestigua Julio César en sus Comentarios ( De Bell.

Hiel. tercero 22), a quien parece aludir S. Pablo cuando dice, en 2 Cor. vii. 3, Vosotros estáis en nuestros corazones para vivir y morir con vosotros. Además, lo que dice Santo Tomás, Vámonos también nosotros, para que muramos con Él , es como si hubiera dicho: "Si vamos con Jesús, debemos morir con Él, por el odio violento de los judíos hacia Él. Si, pues, Él se va, vayamos también nosotros, como valientes discípulos y soldados, y muramos con Él valientemente como nuestro Caudillo: si Él desprecia la muerte, y aun avanza para encontrarla, también nosotros la despreciamos y la encontramos.

"Porque no había entendido suficientemente lo que Cristo (Juan 11:9) insinúa, que ningún peligro lo amenazaba aún de parte de los judíos. Así Cirilo. Por lo tanto, se ofrece a sí mismo por Cristo a una muerte segura, porque la consideraba inminente; lo cual era una notable prueba de su gran valentía y singular amor por Cristo.

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