Y Juan respondió y dijo: Maestro, vimos a uno echando fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no siguió con nosotros, es decir, porque no era tu discípulo. Porque pensó que sólo a los Apóstoles, a quienes se les había dado ese poder, se les permitía hacer esto. Cirilo y S. Ambrosio comentan: "Él piensa que quien no presta obediencia, no debe disfrutar del beneficio que de ello se deriva". S. Juan hace la pregunta, porque por su amor era más celoso del honor de su Maestro.

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Antiguo Testamento