La concesión de Dios a todos de acuerdo con sus obras, es el verdadero control del espíritu de venganza (compare Romanos 12:17, Romanos 12:19). Tenga en cuenta que al hombre no se le dice que espere en el Señor con la expectativa de vengarse de sus enemigos, sino que "Él lo salvará". La diferencia de las dos esperanzas, en su efecto sobre el carácter del hombre, es incalculable.

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