La palabra "Dios" no está en el original, y el adjetivo traducido "grande" nunca se usa en ningún otro lugar en absoluto en ese sentido. La interpretación más simple y mejor es: como el arquero que hiere a todos, también lo es el que contrata al tonto y el que contrata a todos los transeúntes. Actuar al azar, confiando asuntos de grave momento a hombres de mala reputación, es tan probable que haga travesuras como disparar flechas a todos.

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