Nunca olvidaré tus preceptos - Tus leyes; tu verdad Los tendré en cuenta para siempre. Por toda la eternidad serán el objeto de mi meditación.

Porque con ellos me has acelerado - Por ellos me has dado vida, vida espiritual. Compare las notas en Santiago 1:18. Esto se afirma como una razón por la cual nunca sufriría que la verdad de Dios se le pasara por la cabeza. Por esa verdad se le había hecho realmente vivir. Había sido llevado de la muerte espiritual a la vida espiritual. Él vio ante él ahora, como resultado de eso, una carrera interminable de bendición. ¿Cómo podría alguna vez olvidar lo que había resultado un cambio tan grande en su carácter y condición? que había inspirado tales esperanzas; ¡Qué había abierto ante él una carrera de gloria tan inmortal!

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