Cese de la ira - Es decir, en referencia al hecho de que hay personas malvadas y que se les permite llevar a cabo sus planes. No permitas que tu mente se excite con sentimientos de envidia, inquietud, ira o murmuración contra Dios porque él los soporta con paciencia y porque se les permite una prosperidad y triunfo temporales. Mantén la calma, cualquiera que sea la maldad del mundo. La dirección suprema pertenece a Dios, y él la eliminará de la mejor manera.

Y abandona la ira - Es decir, como se mencionó anteriormente, con respecto a la existencia del mal y a la conducta de los hombres malvados.

No te preocupes de ninguna manera - Ver Salmo 37:1. Deja que la mente esté completamente tranquila y compuesta.

Hacer el mal - Para guiarte a hacer el mal. No permita que su mente se emocione tanto que pueda disfrutar de comentarios severos o malignos; o para llevarte a hacer mal a cualquier hombre, por malvado que sea. Vea siempre que tiene razón, cualesquiera que sean los demás, y no permita que su conducta sea el medio de llevarlo al pecado de ninguna forma. Mire a su propio personaje y conduzca primero.

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