Comentario Biblico de Albert Barnes
Sofonías 1:6
Y los que se han vuelto de - (Literalmente, se han vuelto de seguir después) al Señor Desde este medio servicio, el profeta continúa a los declarados negligencia de Dios, por aquellos que se apartan completamente de Él, no poniendo su voluntad o ley delante de ellos, "sino alejándose de" Él. Es su miseria que una vez los pusieron en el camino correcto, pero ellos mismos "se volvieron atrás", ahora ya no "siguen" a Dios, sino "sus propias lujurias, atraídas y seducidas" Santiago 1:14 por ellos. ¡Cuánto más cristianos, ante cuyos ojos se presenta a Cristo Jesús, no solo como un Redentor sino como un ejemplo de que deben "seguir sus pasos"! 1 Pedro 2:21.
Y aquellos que no han buscado al Señor, ni han preguntado por Él - Esto está marcado como una clase distinta. "Y los que". Estos no rompieron abiertamente con Dios, ni se apartaron abiertamente de Él; mantuvieron (como los hombres piensan) en buenos términos con Él, pero, como "el siervo perezoso", le prestaron un servicio despiadado y despiadado. Ambas palabras expresan búsqueda diligente. Dios no se encuentra entonces de manera descuidada. Los que "lo buscan" no "diligentemente" Mateo 2:8, no lo encuentran. "Esfuérzate", dice nuestro Señor, "entrar por la puerta del estrecho, porque muchos, te digo, tratarán de entrar y no podrán" Lucas 13:24. Ella que había perdido la única pieza de plata, "buscó" "diligentemente" Lucas 15:8, hasta que la encontró.
Por lo tanto, ha pasado por todo el ciclo. Primero, la adoración más horrible y cruel de Baal, los sacerdotes idólatras y aquellos que solo tenían el nombre de sacerdotes, se mezclaron con ellos, pero no apostataron abiertamente; luego la forma más suave de idolatría, los adoradores de estrellas; luego aquellos que unirían la adoración de Dios con los ídolos, que se consideraban adoradores de Dios, pero cuyo verdadero rey era su ídolo; entonces aquellos que abiertamente abandonaron a Dios; y, por último, aquellos que se mantuvieron con Él, solo para satisfacer sus dudas de conciencia, pero sin servicio al corazón. Y así, en palabras de Habacuc y en reminiscencia de su terrible convocatoria del mundo entero ante Dios, él resume;