Hablo a modo de desprecio, como si hubiésemos sido débiles. Sin embargo, en todo lo que alguno es atrevido (hablo con locura), yo también soy atrevido. [Me animas a hablar tontamente, porque te agrada complacer a los tontos para que así puedas halagarte a ti mismo con una demostración de superioridad, y por tu reciente conducta hacia estos, mis rivales en jactancia, has demostrado hasta qué punto de paciente resistencia eres irá en este asunto, porque les habéis permitido que os esclavicen a su autoridad y a su falsa doctrina, que os empobrezcan con exorbitantes exacciones de salarios, que os traten como a sus cautivos, y que se exalten sobre vosotros como si fueran vuestros conquistadores, e incluso para heriros como si os hubierais convertido en sus esclavos.

Si soportáis con una jactancia tan extenuante, podéis soportarme en mi débil necedad. Pero ciertamente me he menospreciado a mí mismo cuando hablé de mi mansedumbre, como ahora te mostraré, porque si alguien alguna vez te dirigió palabras audaces, ahora también estás a punto de escucharlas de mí. Y, sin embargo, todas mis palabras serán necedad, porque todas las cosas de las que me jacto son realmente inútiles como recomendaciones para ustedes en comparación con mi llamamiento de Cristo como su apóstol.

El apóstol habla de toda la clase de los falsos apóstoles como si fueran un solo individuo. Así, después de muchas disculpas y explicaciones preliminares, Paul finalmente llega a jactarse, no de sus hazañas o talentos, como uno esperaría, sino de sus sufrimientos y humillaciones, revelaciones y autosacrificios.]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento