Porque ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva criatura. [Me glorío en esta cruz de muerte de la que he nacido de nuevo, nueva criatura en Cristo, porque, en esta nueva dispensación de Cristo, las cosas anteriores han perdido su valor. Como judío, una vez me consideré superior a los gentiles y los desprecié; y si yo hubiera sido de los gentiles, sin duda habría mirado las cosas desde su punto de vista, y así habría mirado con desprecio a los judíos; pero en Cristo he muerto a toda esta soberbia mundana, porque en su dispensación no hay ventaja ni beneficio en la circuncisión que hace a un judío, o la falta de ella que hace a un gentil.

Todo el provecho está en nacer de nuevo de cualquiera de estos estados ( Juan 3:3 ) para llegar a ser un hijo de la gracia, un recipiente de la justificación, un heredero de Dios.]

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