38-40. Para resaltar el maltrato recibido por Moisés a manos del pueblo, el orador procede a señalar su conducta en el desierto. (38) " Este es el que estaba en la congregación en el desierto, con el ángel que le habló en el monte Sinaí, y con nuestros padres, que recibieron los oráculos vivientes para dárnoslos. (39) Quienes nuestros padres no eran quisieron obedecer, pero lo echaron de entre ellos, y en su corazón se volvieron hacia Egipto, (40) diciendo a Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, nosotros no sé qué ha sido de él.

Este caso de su rechazo a Moisés fue mucho más flagrante que el primero, ya que ocurrió inmediatamente después de las más espléndidas manifestaciones de la presencia de Dios con él; y que, en las mismas palabras que dirigieron a Aarón, reconocieron que era él que los había sacado de Egipto.Estas circunstancias también hacen más llamativa la analogía que Esteban está a punto de desarrollar entre él y Jesús, porque él también había sido rechazado, a pesar de que sus enemigos admitían que había obrado milagros.

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