Y sé que cuando venga a vosotros, vendré en la plenitud de la bendición de Cristo: [Pablo no tenía dudas acerca de las condiciones favorables en la iglesia romana, ni acerca de su amable recepción por parte de los cristianos en Roma. Sintió que lo recibirían de tal manera que él podría enriquecerlos grandemente en instrucción y en todas las demás bendiciones espirituales. "Más allá de estas bendiciones", dice Lard, "él no tenía nada que otorgar, ni ellos nada que pedir.

"Muy otros eran sus presentimientos en cuanto a Jerusalén, como nos muestra inmediatamente. Para una expectativa similar de una mala recepción, ver 2 Corintios 1:23 ; 2 Corintios 12:14 ; 2 Corintios 12:20-21 ; 2 Corintios 13:1-2 ]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento