Porque vuestra obediencia ha llegado a todos los hombres. Por tanto, me regocijo por vosotros; pero quiero que seáis sabios para lo bueno, e simples para lo malo. [Te lo advierto, porque tu obediencia y docilidad, siendo tan notoria, tarde o temprano los atraerá a buscarte como un botín tentador. El apóstol se regocijó en su sencillez, pero los insta a tener cuidado en quién ponen su confianza. (Comp.

Mateo 10:16 ; Juan 16:4-5 ; 1 Corintios 14:20 ; 2 Corintios 11:3 ) Si la iglesia pudiera alcanzar el estado paradójico de ser sencilla para con Cristo, y sabia para con los que pervierten su palabra, el sectarismo, con sus divisiones, se acabaría.]

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