¿Qué diremos entonces? ["¿Presentaremos objeciones, como en el versículo 14, o descansaremos finalmente en una conclusión correcta? Lleguemos, a partir de las Escrituras y los hechos aducidos, a una conclusión sólida". La conclusión de Pablo, expresada brevemente, es esta: la voluntad soberana de Dios ha elegido que los hombres sean salvos por la fe en su Hijo. Los gentiles (aparentemente los menos aptos y preparados) se han rendido, como clase, a la voluntad de Dios y están siendo salvos.

Los judíos (aparentemente los más aptos y preparados) han resistido, como clase, la voluntad de Dios, y se están perdiendo.] Que los gentiles, que no siguieron la justicia, alcanzaron la justicia, la justicia que es por la fe [La justicia que el apóstol tiene en mente es lo que conduce a la justificación ante Dios. La justicia es el medio, la justificación el fin, de modo que la palabra como se usa aquí incluye la idea de justificación.

Ahora bien, los gentiles no carecían de deseo por la justicia moral. Los griegos abrigaron elevados ideales al respecto, y los romanos, siguiendo la inclinación legalista de su naturaleza, se afanaron tras él en sus sistemas legales y de gobierno; pero como gentiles no tenían conocimiento de un Dios llamándolos a estricta cuenta en un juicio final, y exigiendo plena justificación. Por lo tanto, no lo estaban buscando. Pero cuando la revelación de Dios y su demanda de justificación, y los medios provistos por su gracia para obtenerla, irrumpieron en su visión espiritual, aceptaron de inmediato la revelación en su totalidad; siendo conscientes de que no tenían justicia propia; siendo, de hecho, lleno de su opuesto ( Romanos 1:18 ; Efesios 2:2-3 ).

La "fe", la parte principal e iniciadora de las condiciones de la justificación, se emplea, por una forma de sinécdoque, para designar la totalidad de las condiciones, así Bloomfield observa con justicia: "La fe en Cristo implica una aceptación plena de su evangelio, y una obediencia a todas sus exigencias, ya sea de creencia o práctica"]:

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