Los últimos siete versículos de este capítulo presentan dos escenas.

Primera escena: Uno como el Hijo del Hombre sentado sobre una nube blanca con una hoz afilada en la mano. Y un ángel dijo: Mete tu hoz y siega, porque ha llegado la hora de segar, porque la mies de la tierra está madura. Y el que estaba sentado sobre la nube metió su hoz, y la tierra fue segada.

Escena segunda: Aparece un ángel con una hoz afilada, y otro ángel grita: Mete tu hoz y recoge los racimos de la vid de la tierra, porque sus uvas están completamente maduras. Y el ángel metió su hoz, recogió la vid de la tierra, la echó en el gran lagar de la ira de Dios, y el lagar fue pisado fuera de la ciudad y del lagar salió sangre, aun a las bridas de los caballos, por el espacio de 1600 estadios.

Algunas ligeras diferencias aparecen entre estas dos escenas. En uno, el segador era Cristo; en el otro, un ángel. En uno, la cosecha parece ser de grano; en el otro, la cosecha de la viña. Luego sigue el prensado de las uvas, y 200 millas de sangre, con la profundidad de un caballo, fluye del lagar. ¿Hay alguna otra diferencia? ¿Representa la primera escena la reunión de los justos y la segunda la reunión de los malvados? ¿O ambos representan el juicio de los impíos? Dado que estamos tratando con el juicio de un poder maligno, la última opinión puede ser la mejor.

De todos modos, la segunda escena es una escena aterradora de ira y juicio sobre los enemigos de Dios. Doscientas millas de sangre hasta las bridas de los caballos es ciertamente bastante espantosa, y tal vez sugiera además que el juicio que caería sobre este enemigo de Dios y la iglesia vendría en forma de guerra.

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