Peter levanta los ojos de sus lectores de inmediato hacia el futuro. Habla primero de su esperanza, su herencia, su salvación final, antes de aludir a las cargas y temores del presente. Hubo algo en el mismo Pedro que saltó en respuesta natural a la nueva esperanza que vino por el Evangelio, y podemos ver en los Hechos cómo se volvió con constante expectativa hacia el futuro. Si parece, sin embargo, dar un protagonismo excepcional al elemento de la esperanza, no es como si leyera el Evangelio de manera diferente a Pablo o Juan, o pusiera la gracia de la esperanza donde ellos ponen la de la fe, o la del amor. Las circunstancias de sus lectores hicieron que fuera oportuno presentarles principalmente a su vista el valor y el resplandor de una gracia que al mismo tiempo tenía un arraigo tan profundo en él.

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Antiguo Testamento