Filipenses 3:10 . Que yo pueda conocerlo. El verbo 'conocer', cuando se usa en el Antiguo y Nuevo Testamento de Dios y Cristo, tiene un sentido muy completo, e implica una comprensión completa de la naturaleza y voluntad divinas, y también de los deberes y obligaciones que los hombres deben ceder a la Deidad. Todo esto el apóstol quisiera comprender aquí en la palabra, porque inmediatamente procede a explicar que tanto lo divino como lo humano en Cristo deben ser conocidos por sus seguidores: de los primeros deben sentir la ayuda, de los últimos deben sentir la ayuda. sigue el ejemplo.

y el poder de su resurrección. Esta es la divinidad de Jesús demostrada a la humanidad. Pero los cristianos no sólo conocen el poder de Cristo por su propia resurrección, sino por el sentido y la seguridad que eso les da de su propia resurrección. Así este poder de Cristo los llena de esperanza, porque este mundo no es el fin de su ser, y les da valor en las aflicciones, porque a su tiempo cosecharán si no desmayan.

y la comunión de sus sufrimientos. En una carta posterior ( 2 Timoteo 2:12 ) el apóstol dice, 'Si morimos con El, también viviremos con El; si sufrimos, también reinaremos con Él.' A los filipenses les presenta de manera más prominente la necesidad de compartir los sufrimientos de Cristo. Él mismo ha encontrado la verdad del dicho del Maestro: 'El que quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. .

Para los cristianos el orden es como en la vida de Cristo: el poder de la resurrección no se conoce fuera o antes de la comunión de los sufrimientos. Para nosotros, sin embargo, el consuelo y el sostén de nuestro conocimiento nos llega en medio de nuestros sufrimientos y nos da fuerza para sobrellevarlos.

haciéndonos semejantes a su muerte. Quizás no sea una muerte de carácter como la de Cristo la que el apóstol tendrá que soportar, pero de eso no está seguro. Pero él sabe que siempre estará en peligro de tal muerte, y está dispuesto a dar su vida de esa manera, si Dios así lo ordena. De esta manera, sus pruebas presentes y el final amenazante lo llevan a tal semejanza que el siervo puede tener con su Maestro.

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