Juan 21:25 . Y hay también muchas otras cosas que hizo Jesús, las cuales, si se escribieren una por una, supongo que ni aun en el mundo cabrán los libros que se escribirían. Ya hemos expresado nuestra creencia de que estas son las palabras de nada menos que el mismo Juan. Parecen contener la explicación del propio evangelista de ese principio de selección que ha seguido a lo largo de su obra.

Haber dado una historia completa de los hechos de la vida de Cristo hubiera sido imposible. Él ha elegido sólo aquellos que se relacionan con su objetivo particular. Ha sido habitual describir este versículo como una fuerte hipérbole. Pero, ¿no es a la vez más reverente y más verdadero decir que el lenguaje aquí usado expresa la infinitud que el apóstol contempló en la vida de Jesús, las profundidades insondables que él sabía que contenía cada obra y cada palabra de su Señor? Y podemos preguntarnos, mientras leemos estas palabras: ¿Qué apóstol o discípulo de Jesús, conocido por nosotros como perteneciente a la primera época de la Iglesia cristiana, podría haber hablado así sino ese apóstol a quien Jesús amaba? En ninguna parte de su obra se nombra expresamente a sí mismo, ni es necesario.

Se le nombra por casi cada línea que ha escrito, por casi cada toque del lápiz con el que ha dibujado su dibujo. Imitemos su ejemplo; y, en vez de cerrar con el pensamiento del siervo, cerrar más bien con el pensamiento del Maestro cuya eterna existencia nos fue enseñada por el primero, y cuya infinita plenitud nos enseñan ahora las últimas palabras de este Evangelio.

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