2 Crónicas 34:3-5
3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las imágenes de fundición.
4 Delante de él derribaron los altares de los Baales; destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las imágenes talladas y las imágenes de fundición, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y limpió a Judá y a Jerusalén.
Si Josías demolió la idolatría, ¿por qué dice que Manasés lo hizo antes?
PROBLEMA: Aquí se nos informa que Josías destruyó los altares e ídolos, pero antes (en 2 Crónicas 33:15 ) Manasés los había destruido.
SOLUCIÓN: Ningún rey humano puede desarraigar el depravado deseo humano por la idolatría. Por lo tanto, Josías tuvo que rehacer el mismo trabajo que había hecho su predecesor. Un buen rey humano puede destruir los ídolos, pero no el amor a los ídolos. Y, mientras exista este amor, la idolatría vivirá para asomar su fea cabeza una y otra vez.