los hermanos ; a quienes el apóstol había recomendado para su hospitalidad y ayuda. Los que aman el poder y buscan tener preeminencia en la iglesia, son muy propensos a odiar a los hombres buenos y a lo que hacen por Cristo, a oponerse al derecho de juicio privado y a perseguir a los que lo ejercen. Pero todas esas obras son malas, cualquiera que las haga, y serán recordadas y tratadas como malas en el día en que Dios pague a cada uno según sus obras.

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Antiguo Testamento