La humildad y la benevolencia agradan especialmente a Dios. La exhibición más maravillosa de ellos la hizo Jesucristo: y los que lo imiten recibirán, con él, una gloriosa recompensa; mientras que el homenaje que ellos y todas las criaturas santas le rendirán, mostrará que él es Dios.

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Antiguo Testamento