Regocíjate conmigo ; no te aflijas por mis sufrimientos, o incluso por la muerte por tu bien; pero únete a mí para dar gracias a Dios por ello. El santo ejemplo de los cristianos es evidencia concluyente de la utilidad de los ministros de Cristo. Para su promoción están dispuestos a trabajar, a sufrir y, si es necesario, a morir; regocijándose de que pueden, incluso en la muerte, promover un objeto tan importante.

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