mayor que el templo ; el argumento es que si en el servicio del templo los sacerdotes podían profanar el sábado según la letra exterior, mucho más podrían sus discípulos en su servicio; porque él era Señor tanto del templo como del sábado. Ni el templo ni el sábado, ni ningún lugar o tiempo o forma de culto religioso, deben jamás, en nuestros afectos, rivalizar con Aquel que es Señor de todo, o inducirnos en cualquier aspecto a contravenir su voluntad con respecto a ellos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento