Cristo argumenta desde su impecabilidad hasta su veracidad. Dado que sus enemigos no pueden encontrar ningún defecto en su vida, deben creer en sus palabras. La impecabilidad de Cristo es afirmada no solo por Él mismo, sino también por Sus discípulos más íntimos: cp. Juan 6:61 , Juan 6:61 ; 1 Pedro 2:22 ; 1 Juan 3:5 .

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