El aguijón de la muerte es el pecado que lo arma con sus mayores terrores, y va acompañado de un presagio de miseria futura, como efecto del divino disgusto. Y la fuerza del pecado que constituye su malignidad, y le da esas armas de muerte; es la ley como se declara en gran parte Romanos 7:7 , & c .; o que es una transgresión de la ley divina. Pero gracias a Dios, que nos da los que creemos en el Señor Jesús con nuestro corazón para justicia; la victoria sobre el pecado, la muerte y el infierno; por nuestro Señor JesucristoMediante su sacrificio e intercesión, y las provisiones de su gracia; a través de su muerte para expiar el pecado; resucitar para mostrarnos que su expiación fue aceptada y que había obtenido la justificación para los creyentes, el Espíritu Santo para levantarlos a una vida nueva ya un estado de gloria inmortal. Por tanto, amados hermanos míos, estad firmes en la fe, la esperanza y el amor, y en un proceder ininterrumpido de bien; Colosenses 1:23 ; Romanos 2:7 ; Gálatas 6:9 ; inamovible por las tentaciones internas o externas; de personas o cosas; de enemigos visibles o invisibles; siempre abundando en la obra del SeñorEn cada servicio eres capaz de realizar para la gloria de Dios, el bien de tus semejantes o tu propia salvación; la obra de la fe, o la labor del amor a Dios y al hombre.

Por lo que sabéis, según la evidencia más segura; que vuestro trabajo no será en vano en el Señor, sino que recibiréis una recompensa completa en ese día de recompensa final por todo lo que hagáis por él. Esforcémonos, por tanto, cultivando la santidad en todas sus ramas, para mantener una viva esperanza de esta felicidad en todo su espíritu y energía, anhelando ese día glorioso cuando, en la máxima extensión de la expresión, la muerte será tragada por siempre: y millones de voces, después del largo silencio de la tumba, estallarán de inmediato en ese canto triunfal: ¿Dónde está , oh muerte, tu aguijón? Oh infiernos, ¿dónde está tu victoria? Y cuando nos uniremos en acción de gracias eterna a Dios por darnos la victoria por medio de Jesucristo nuestro Señor.

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