Cierto hombre hizo un arco en una aventura. Disparo en una aventura entre el ejército, sin cuidado, ni elección, ni ningún plan de llegar a Acab, ni a ninguna persona en particular; e hirió al rey de Israel entre las junturas del arnés, donde estaban unidas las distintas partes de su armadura; el único lugar a su alrededor donde esta flecha de la muerte podía encontrar entrada. Ninguna armadura es a prueba de los dardos de la venganza divina. Caso al criminal en acero, y todo es uno; el que lo hizo puede hacer que su espada se acerque a él. Y lo que nos parece completamente casual, viene por el decidido consejo de Dios.

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