Samuel aún no conocía al Señor cómo solía Dios enseñar e instruir a los hombres en su voluntad. Tampoco le fue revelada todavía la palabra del Señor. Él no estaba familiarizado con el camino por el cual Dios se dio a conocer a sí mismo y su mente a los profetas, porque nunca antes le había hablado. De modo que no supo distinguir entre la voz de Dios y la de los hombres. Y esta ignorancia de Samuel sirvió al diseño de Dios, ya que le dio a Elí la seguridad más completa de la verdad del llamado y mensaje de Dios a Samuel.

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