Los habitantes A saber, todos los culpables, no la parte inocente, como los que repudiaron esta apostasía, quienes sin duda por elección, al menos bajo aviso, saldrían de un lugar tan perverso. Absolutamente El mismo castigo que se infligió a las ciudades de los cananeos malditos, a quienes, habiéndose hecho iguales en el pecado, era justo que Dios los igualaría en el castigo.

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