No usará. Eso es, ordinaria o innecesariamente, porque en algunos casos esto puede ser lícito, como para escapar para salvar la vida. Ahora bien, esto está prohibido por el bien de la decencia, para que los hombres no confundan los sexos que Dios ha distinguido; que se evite toda apariencia de maldad, tal cambio de ropa que lleve un signo manifiesto de afeminamiento en el hombre, de arrogancia en la mujer, de ligereza y petulancia en ambos; y también para cortar todas las sospechas y ocasiones de maldad, para las cuales esta práctica abriría una puerta de par en par.

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