AM 3027. BC 977.

En este capítulo, Salomón discute acerca de la adoración de Dios, y lo prescribe como un remedio contra todas esas vanidades que ya había observado en la sabiduría, el saber, el placer, el honor, el poder y los negocios. Para que esas cosas no nos engañen, ni nuestro espíritu se enfade con las desilusiones que encontramos en ellas, debemos tomar conciencia de nuestro deber para con Dios y mantener la comunión con él en sus ordenanzas. Pero como las vanidades pueden encontrarse, y a menudo se encuentran, incluso en los ejercicios religiosos, a través de los cuales pierden su excelencia y se vuelven incapaces de ayudarnos contra otras vanidades, aquí primero nos advierte contra estas, Eclesiastés 5:1 .

Luego nos dirige a mirar a Dios como nuestros Jueces, vv8. Muestra la vanidad de las riquezas, Eclesiastés 5:9 . Y recomienda el uso alegre de lo que Dios nos ha dado, Eclesiastés 5:18 .

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