Que se escriba que puedan ser destruidos. Que se publique un edicto escrito del rey con ese propósito; y pagaré diez mil talentos de plata. No podemos saber con certeza si estos eran talentos hebreos, babilónicos o griegos. Pero fuera lo que fuese, era una suma enorme que debía pagar un particular, probablemente superior a los tres millones de libras esterlinas, y muestra cuán escandalosamente empeñado en la destrucción de los judíos. Pero, sin duda, Amán esperaba obtener esa suma, y ​​mucho más, aprovechando todos sus efectos. A las manos de los que están a cargo del negocio No de los que deberían tener el cargo de matarlos, sino de los que recibieron el dinero del rey, como aparece en las siguientes palabras, para llevarlo a las tesorerías del rey.

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