La brujería no solo le da al diablo ese honor que se debe solo a Dios, sino que desafía la divina providencia, hace la guerra al gobierno de Dios, pone su trabajo en las manos del diablo, esperando que él haga el bien y el mal. Según nuestra ley, consultar, hacer convenio con, invocar o emplear cualquier espíritu maligno con cualquier intención, y ejercer cualquier encantamiento, hechizo o hechicería, mediante el cual se lastime a cualquier persona, se considera un delito grave, sin el beneficio del clero; además, pretender decir dónde se pueden encontrar los bienes perdidos o robados, es una iniquidad punible por el juez, y la segunda infracción con la muerte.

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