Moisés regresó a Jetro. La justicia y la decencia requirieron que Moisés familiarizara a su suegro con su intención de ir a Egipto; pero creyó conveniente ocultarle el encargo que Dios le había encomendado, para que no se esforzara por estorbarlo o desanimarlo de una empresa tan difícil y peligrosa. De modo que Moisés, en este caso, nos ha dado un raro ejemplo de piedad y prudencia , en el que se cuidó de evitar todas las ocasiones y tentaciones de desobediencia a los mandamientos divinos; así como de singular modestia y humildad, en esa conversación tan gloriosa y familiar con Dios, y la alta comisión con la que lo había honrado, ni le hizo olvidar el deber que le debía a su suegro, ni estallar en ninguna vanagloriosa ostentación de tal privilegio.

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