Di a Aarón: Toma tu vara, que Moisés solía tener en la mano y, en ocasiones, se la entregaba a Aarón para que cumpliera sus mandatos. Porque éste y algunos otros milagros iban a ser hechos, no por Moisés inmediatamente, sino por Aarón, en parte, quizás, para descartar o quitar la sospecha de que estos milagros fueron realizados por algunas artes mágicas de Moisés, y en parte para el mayor honor de Dios. Moisés, para que él pudiera ser lo que Dios había dicho, ( Éxodo 7:1 ,) un dios para Faraón, quien no solo podía obrar milagros él mismo, sino que también podía dar poder a otros para que lo hicieran. Quizás valga la pena mencionar aquí la conjetura de Grocio sobre este lugar, es decir, que la costumbre de los embajadores de llevar un caduceo o vara en sus manos tuvo su origen en este evento, siendo asumido primero por las naciones vecinas, y de ellos se comunicó a los griegos y romanos. Y es notable que el caduceo de Mercurio, el mensajero de los dioses de Grecia y Roma, estuviera formado por dos serpientes retorcidas alrededor de una vara.

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