Los hombres se maravillaron unos de otros. Se sorprendieron mucho de que supiera sus respectivas edades, para ubicarlos, o hacerlos sentar, exactamente según su antigüedad, como si ciertamente pudiera adivinar. Algunos, en efecto, piensan que se colocaron así, según su costumbre; pero si es así, ¿por qué debería prestarse especial atención a ello? ¿Y por qué deberían maravillarse de ello? Esto fue, por así decirlo, un preparativo para el descubrimiento de sí mismo.

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