Y el pueblo bárbaro nos mostró no poca bondad en nuestras angustiosas circunstancias; porque encendieron fuego, etc., a causa de la lluvia presente que había seguido a la tormenta; y por el frío con el que, con la ropa mojada, estábamos a punto de morir. Debe observarse que los romanos y los griegos llamaban bárbaros a todas las personas que se diferenciaban de ellos en su idioma o costumbres. Por tanto, el apóstol comprende a toda la humanidad bajo la distinción de griegos y bárbaros, Romanos 1:14 . Los griegos y romanos, sin embargo, eran en muchos aspectos más bárbaros (según el significado común de ese término) que estos isleños, quienes, como aprendemos de Diodorus Siculus, (lib.5.

página 204,) se destacaron por su cortesía con los extraños, y quienes ciertamente, en esta ocasión, dieron una prueba sorprendente de esa cortesía. En verdad, como parece aquí, no eran muy cultivados, pero la generosidad que demostraron a estos náufragos extranjeros fue mucho más valiosa a los ojos de Dios y de todos los buenos hombres que cualquier barniz que pudiera dar la educación más cortés, donde no enseñó humanidad y compasión.

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