Entonces Pedro se levantó y fue con ellos. Sin duda Dios lo inclinó a hacerlo, con la intención de obrar un milagro extraordinario por él, para la manifestación de su verdad y gloria. Y cuando llegó a la casa de Tabitha; lo llevaron al aposento alto donde la tendieron. Y todas las viudas que habían sido aliviadas por su benevolencia; estaba junto a él llorando, mostrando los abrigos , etc. Aquí no había necesidad de contratar mujeres de luto: la muerte de esta mujer fue una pérdida común; estas túnicas fueron hechas por ella durante su vida, para vestir con ellas a los pobres y desnudos. Pero Peter los sacó a todosPara que en esta ocasión derramara con más libertad su alma ante Dios en oración, y no se perturbara con sus lamentos tristes. Y se arrodilló y oró. En su curación Eneas había una oración implícita; pero en esta obra mayor se dirigió a Dios en oración solemne, como lo hizo Cristo cuando resucitó a Lázaro; pero la oración de Cristo fue con la autoridad de un Hijo, que da vida a quien quiere; Peter está con la sumisión de un sirviente, que está bajo dirección, y por eso se arrodilló cuando se lo ofreció.

Y luego, levantándose y volviéndose hacia el cuerpo , dijo Como con voz de autoridad, en el nombre y presencia de su gran Señor, el Soberano de vida y muerte; Tabitha, levántate Palabras que fueron inmediatamente acompañadas de un poder divino, por lo que abrió los ojos y, al ver a Peter, se sentó mostrando que estaba real y verdaderamente viva. Y cuando llamó a los santos ya las viudas que estaban todos entristecidos por su muerte, y estaban cerca de la cámara, esperando con impaciencia el evento; la presentó vivaY en perfecta salud, como todos los que fueron curados milagrosamente. ¿Quién puede imaginarse la sorpresa de Dorcas, cuando vuelve a la vida? o de sus amigos, cuando la vieron viva? Por el bien de ellos mismos y de los pobres, había motivo de regocijo; y mucho más por tal confirmación del evangelio. Sin embargo, para ella era una cuestión de resignación, no de alegría, ser llamada de nuevo a estas escenas de vanidad; pero, sin duda, los días que le quedaban los pasaba con más celo en el servicio de su Salvador y de su Dios. Así fue guardado para ella un tesoro más rico en el cielo, y después volvió a un peso de gloria mayor que aquel del que tan asombrosa providencia la había llamado por una temporada.

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