Pusiste también mis pies en el cepo, me rodeaste con tus juicios, de modo que no tuve forma ni posibilidad de escapar. Y miras con atención todos mis senderos. Haz una búsqueda estricta y diligente de todas las acciones de mi vida, para que encuentres un motivo por el cual condenarme. Pusiste una huella en los talones de mis piesMe sigues de cerca, ya sea para observar mis acciones, o para perseguirme con tus juicios; de tal modo que a menudo, por así decirlo, pisas mis talones y dejas en ellos las huellas de tus pasos. La paráfrasis del obispo Patrick aquí es: "No puedo escapar más que un malhechor, cuyos pies están en el cepo, que está rodeado por una guardia vigilante, y no puede mover un pie del lugar donde está". Heath cree que hay una alusión, en estas palabras, a la costumbre de poner un zueco en los pies de los esclavos fugitivos, para que puedan ser rastreados y encontrados.

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