Cuando alzaron los ojos a lo lejos, a saber, a una distancia conveniente de él; a quien encontraron sentado en el suelo, probablemente al aire libre. Y no lo reconoció. Su semblante estaba tan terriblemente alterado y desfigurado por las úlceras. Alzaron la voz y lloraron por la simpatía que sentían por él y por su gran dolor por su gran aflicción. Y rasgaron a cada uno su manto, como solía hacer la gente en grandes y repentinas calamidades. Y esparció polvo sobre sus cabezas hacia el cielo O en la parte superior de sus cabezas hacia el cielo, o lo arrojaron al aire, de modo que cayó sobre sus cabezas, y mostró la confusión en la que estaban: todas las cosas eran señales de gran dolor y aflicción, y eran las habituales formas de expresar el dolor en aquellos días.

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