Pero ahora ha venido sobre ti. Es decir, el mal que temías ( Job 3:25 ) o lo que había sobrevenido a aquellos a quienes así consolaste. Y tú, más débil, no queda más espíritu en ti, y no puedes poner en práctica tu propio consejo. Te toca, y te turbas. Ahora ha llegado a ser tu propio caso, y te golpea la consternación.

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