El odio suscita contiendas en toda ocasión leve, al llenar la mente de los hombres con sospechas y conjeturas, por lo que imaginan faltas donde no las hay, y agravan cada pequeña ofensa; pero el amor cubre todos los pecados. O no observa severamente, o de buena gana perdona y olvida las injurias y ofensas de los demás, y así previene la contención y el mal.

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