El corazón del hombre traza su camino. Considera y se propone a sí mismo lo que hará; diseña un fin, y concibe los medios por los que puede alcanzarlo; pero el Señor dirige sus pasos, gobierna y dispone todas sus intenciones y acciones como le place, determinando cuál será el evento y ordenando sus movimientos, tal vez, a un asunto que nunca se le haya ocurrido.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad